domingo, 11 de septiembre de 2011

Alrededor del barranco del Ariño

Soleada mañana de mediados de septiembre. Hoy haremos una ruta por el barranco del Ariño, visitando los pueblos de Cregenzán y Costéan, asentados en su costado, casi enfrente uno del otro.




Salimos de Salas Bajas y los cinco primeros kilómetros de ruta por el camino del canal del Cinca nos sirven para templar las piernas y entrar en calor. Una vez cruzada la cabañera que viene de Hoz, seguimos hasta coger el camino que va de Montesa a Cregenzán y que cruza por debajo del nuestro.


El paisaje de almendros, carrascas y viñas es precioso. A nuestra izquierda, detrás de una familia que coge almendras, ya se divisa el ancho y profundo barranco del Ariño que baja desde la Sierra de Salinas.


Deriva, al parecer, la palabra "Ariño" de la voz latina arenneus, esto es:arenal’. Cierto es que el fondo del barranco es arenoso, pero la mayoría son así. En todo caso, por estos lugares hay al menos tres barrancos a los que se llama "Ariño". Hoy en nuestra ruta cruzaremos dos, el Ariño que hay entre Salas Bajas y Montesa y el que hay entre Cregenzán y Costéan.

Seguimos pedaleando y entramos en Cregenzán, municipio que desde mediados del s.XX pertenece a Barbastro. Pequeño y cuidado, ofrece alguna estampa bonita.


La iglesia, de estilo gótico aragonés con añadidos barrocos del s. XVIII y terminada de restaurar hace apenas tres meses, despierta mi curiosidad al ver la puerta abierta. Decido desmontar de la bici y hacerle una visita.



El interior luce su pintura recién estrenada, diría que está mejor que el día que se construyó, ya que seguramente aquel día fue encalada sin más. Las capillas y el altar principal con sus santos de escayola denotan la carencia de retablos tan característica del Somontano, fruto de su atormentada historia.


Tras saludar a unos hombres que se disponáin a hacerse su vino, continúo con mi ruta. Tanto Cregenzán como Costéan son dos pueblos ordenados en torno a una calle central de la que parten ramificaciones secundarias.


Saliendo de Cregenzán en dirección a Costéan nos encontramos con una pequeña sorpresa, una chimenea de ladrillo que denota la existencia en aquel lugar de una pequeña fábrica, imagino que de ladrillos. Creo que estas construcciones están protegidas, espero que así sea.


Desde el camino, bordeando el barranco del Ariño por su cornisa, dejamos Cregenzán a nuestra espalda que se presenta altivo y vemos al otro lado y más abajo a Costéan.


Nos viene a la mente un viejo poemilla popular, cuando los pueblos vecinos se picaban entre ellos en verso:

“Cregenzán en un altero,
Costeán en una valle
y los rabosos de Guardia
sólo tienen una calle”.


Unos kilómetros más adelante el camino se divide entre Barbastro y Costéan, bajando este último casi en picado hacia el barranco del Ariño. La bajada es tan abrupta que casi se va más despacio bajándola de lo que iríamos subiéndola. Una vez llegado al fondo cruzamos el barranco gracias a unas tablas, ya que aunque no vemos correr el agua, el fondo sigue encharcado.


Y como todo lo que baja sube, pues ahora a subir hasta llegar a Costéan. El paisaje enseguida se puebla de oliveras, cultivo por el que siempre fue famoso este pueblo. Ya en 1850 Pascual Madoz, antiguo alumno de los escolapios de Barbastro, en su Diccionario Geográfico de España describía el terreno de Costéan como "montuoso, poco fértil para granos, y escelente para plantíos; tiene un monte poblado en parte de olivos y lo restante de carrascas y quegigos ". Pues eso.


Al llegar a Costéan, con la lengua fuera por las últimas subidas de pendiente casi imposible, me encuentro con Mari y Gerardo, dos amigos y mejores anfitriones que me ofrecen la mejor de las hospitalidades antes de emprender el camino de regreso.

El regreso, a través del Camino del Canal, se hace sin sobresaltos, bajando y subiendo barrancos. En el último de ellos, el Ariño de Salas Bajas me detengo un momento para ver bajar el agua por el canal. Qué barbaridad de agua!!!




Fabulosa ruta por dos pueblos encantadores, ideal para un día que no apriete mucho el calor.




No hay comentarios: