miércoles, 20 de abril de 2011

Canal del Cinca

Hace cincuenta años que se construyó el Canal del Cinca por Salas Bajas, la obra pública más importante desde que en el s.XVII se construyera la Iglesia parroquial. Obviamente, su construcción cambió el paisaje para siempre y aunque hoy casi no quedan restos de la obra, el viajero tranquilo aún puede encontrar varios.

Uno de ellos es una casa construida junto a la carretera y que hoy aparece abandonada. Como esta misma casa, idénticas, hay otras en El Grado, Pozán de Vero y Peraltilla, la verdad es que en aquella época no tiraban el dinero en planos. Y bien que hacían!!




Junto al enorme acueducto de que salva el barranco de El Ariño, hay otra caseta abandonada, de menor embergadura pero que también parece ser resto de la obra del Canal. La caseta esta levantada sobre la roca viva como única cimentación y como suelo. Más segura imposible.




Pero la mayoría de las construcciones utilizadas en la obra fueron destruidas al terminarse y hoy son escombreras ocultas por la vegetación. Repasando fotos de aquella época vemos lo mucho que ha cambiado la sociedad en el espacio de dos generaciones, sobran comentarios sobre la alegría que transmite el sombrero cordobés, la bicicleta o la bandurria.


El mismo sitio en la actualidad

lunes, 18 de abril de 2011

Pantano de Biscarrués

Transcribo un artículo absolutamente esclarecedor de Pedro Arrojo, Premio Goldman 2003 -considerado el nobel del Medio Ambiente-, en el Periódico de Aragón sobre el Pantano de Biscarrués.


Otra vez en vísperas electorales...

Los gobiernos no pasan página con la política hidráulica.

08/04/2011 PEDRO ARROJO AGUDO, Profesor Titular del departamento de análisis económico de la Universidad de Zaragoza

Me desmoraliza la incapacidad de nuestra clase política para abrirse al siglo XXI y pasar página en materia de aguas. Han transcurrido dos décadas desde que se firmó el Pacto del Agua y aún sigue siendo un tabú arrojadizo en vísperas electorales. Jánovas fue desestimado por el Gobierno del Sr. Aznar; Santaliestra fue ilegalizado por los tribunales; el Gobierno de Zapatero descartó el embalse de Torre del Compte; mientras las obras realizadas, como los embalses de Lechago, el Val y Montearagón o los bombeos de la Tranquera y Beceite, que costaron cientos de millones de euros, han supuesto vergonzosos fracasos de los que nadie quiere hablar.

En vísperas de las elecciones toca una vez más hablar de Biscarrués. Afortunadamente se abandonó el proyecto de 190 hm3 que hubiera hecho desaparecer el impresionante cañón de los Mallos de Riglos. Se pretendía regular caudales para unas 30.000 nuevas hectáreas de riego en Monegros, sin explicar que el cuello de botella estaba en la capacidad de transporte de los canales existentes. Eso sí, se habrían producido suculentos beneficios hidroeléctricos y caudales regulados para el trasvase del Gobierno del Sr. Aznar.

Tras la derogación del mismo se creó la Comisión del Agua en Aragón, abriéndose un proceso de diálogo sin precedentes, con una encomiable labor de intermediación dirigida por D Ignacio Celaya. En Biscarrués se consiguió validar técnicamente un amplio número de actuaciones alternativas, desde una comisión de expertos de la CHE y de la Fundación Nueva Cultura del Agua. Se constató que el cuello de botella de los canales solo puede eludirse regulando los propios polígonos de riego.

A las opciones sugeridas por la Fundación, la CHE añadió otros posibles emplazamientos de balsas de regulación que se llenarían en invierno, cuando los canales están baldíos. Todo estaba listo para un nuevo acuerdo por consenso que hubiera satisfecho a los regantes sin destruir el floreciente turismo de aguas bravas de la Galliguera. Sin embargo, la proximidad de nuevas elecciones llevó a la DGA a exigir una pieza de regulación en el el Gállego, aunque fuera menor, que siguiera llamándose Embalse de Biscarrués, a fin de evitar previsibles ataques del PP con el Pacto del Agua en la mano.

El estudio de los caudales diarios del Gállego en la zona durante los últimos 60 años nos ha permitido constatar que el volumen de esas puntas apenas supondría en media 2,5 hectómetros cúbicos anuales. Si ese fuera realmente el objetivo de la presa, el coste de amortización del capital a invertir nos llevaría a 2,5 euros por metro cúbico para riego en esos años de sequía, es decir cinco veces el coste de desalar agua de mar... Si usamos la capacidad de regulación de la presa de forma regular y no solo en años de sequía, el coste se elevaría a 0,17 euros/m3. Si se asumiera el desvío de costes que se prevé como mínio en este tipo de proyectos (30%) y se compensara el impacto sobre la facturación de las empresas de aguas bravas (se inundaría la zona de rafting), el coste se elevaría a 0,23 euros/m3, frente a los 0,02 euros/m3 que se paga en Riegos del Alto Aragón.

Con esos caudales se podrían regar unas 3.700 hectáreas, lo que supondría apenas 60 puestos de trabajo. Por otro lado, se pondría en riesgo el desarrollo turístico de la Galliguera que sustenta, sin subvenciones, cien puestos de trabajo directos y 200 indirectos.

Pero lo cierto es que el objetivo central del embalse no es el regadío, ni la regulación de crecidas, sino la producción hidroeléctrica. Con un agravante, a mi entender escandaloso: la expectativa de asignar los beneficios hidroeléctricos a los regantes, a través de una encomienda de gestión del salto. Tal pretensión, secreta hasta la fecha, ha sido finalmente reconocida de forma pública por el Sr.Trillo, Presidente de Riegos del Alto Aragón.

Si lo que realmente interesara fuera la explotación familiar en el regadío monegrino habría alternativas más eficaces y baratas, oficialmente validadas en la Comisión del Agua, como la retirada de superficies salinizadas; las baterías de pozos de sequía sobre el acuífero del Bajo Gállego; la flexibilización de la gestión del embalse de la Peña para captar crecidas o la colocación de una estación de bombeo en el embalse del Grado. Todas ellas con un menor coste por metro cúbico de agua que el proyecto de Biscarrués. En los tiempos que corren, más nos valdría emplear mejor el escaso dinero público que nos quede tras paliar los entuertos de los ejecutivos bancarios.

domingo, 17 de abril de 2011

Salas Bajas - Burceat

Fabulosa mañana de primavera donde he aprovechado, después de una semanita por el asfalto de la ciudad, para una corta salida hasta el pueblo de Burceat. El camino está precioso, con la vegetación comiéndose la carretera.


Las flores están en pleno apogeo, las hay de una infinita variedad cromática. De muestra he aquí una bonita foto de unos lirios en flor, los primeros que veo este año.


También las viñas han empezado a brotar.


El camino del Canal del Cinca en este tramo es un sube-baja continuo ideal para hacer fuerza en las piernas.


Por fin, tras cruzar el Canal del Cinca y una subida llegamos al pueblo de Burceat donde para mi sorpresa hay montado en una casa un after. Toma ya!! No falta de nada en los pueblos!!


En fin, el pueblo de Burceat por lo demás es la mínima expresión de pueblo, pero el corto paseo por sus calles, nada tranquilo en esta mañana por la música máquina que resuena por todo, es agradable.




A la vuelta me detengo en el Canal que baja ya con mucha agua y me pregunto la razón por la que el CANAL DEL CINCA ha pasado recientemente a ser CANAL DE CINCA. Como medida de ahorro del Gobierno no parece tener sentido y por sintaxis tampoco. Me viene a la memoria la calle que hace unos años en Barbastro dedicaron al señor Pedro Primero, en lugar del rey Pedro I. Me quedo con la duda.


Con lo que no me quedo con la duda es con mi móvil con sistema operativo Android, que cada día me gusta más. Hoy he probado la aplicación RunKeeeper que te da un gráfico y una información completísima de la ruta que hagas en coche, nadando, pedaleando, etc.. Recomendada para aquellos que tengáis iphone o un móvil con Android, la podéis encontrar en el market y es gratuita.



lunes, 4 de abril de 2011

Ermita de La Candelera

Segunda parte de la Ruta de las Ermitas. Hoy toca la ermita de La Candelera que se levanta sobre una colina de la Sierra de Salinas, a cuyo pie se desparrama el pueblo de Salas Altas. Es una pequeña joya bastante valiosa que pasa muy desapercibida.

Desde Salas Altas se llega fácilmente en bici por un camino asfaltado, eso sí, por una fuerte subida.

La edificación original era románica, y así la podemos encontrar en el catálogo de Románico Aragonés, pero ha sufrido tantas y tan notables alteraciones en el transcurso de la historia, que hoy resulta muy difícilmente reconocible alguna cosa románica. Al parecer, en el siglo XVI se añadió la casa de los ermitaños y en el siglo XIX, se construyó la nueva portada y se sobreelevó la nave del templo. Aquí, al contrario que en Dulcis la casa del ermitaño o santero sigue en pie y habitada, destacándose por su factura más pobre en la fábrica de mampostería frente a los sillares perfectamente tallados de la ermita.

El conjunto esta blanqueado con cal, lo que junto a su localización elevada hace que sea uno de los lugares mas visibles del Somontano, y una de sus estampas típicas.



En un tozal tras la ermita existe un yacimiento medieval con abundantes restos cerámicos que evidencia que en origen el pueblo de Salas Altas desde la Alta Edad Media hasta la Baja Edad Media estuvo allí.


El aspecto fortificado de la ermita delata su origen como castillo. Según he leído, el rey aragonés Pedro I (1094 - 1104) en su empeño por reconquistar Barbastro, mandó construir una fortaleza aquí. Sea como fuere, de aquellos orígenes medievales, hoy sólo se conservan los muros septentrionales de la iglesia, de clara factura románica.


Aunque, como se ha dicho, el conjunto actual ha sufrido muchas modificaciones nunca perdió sus funciones defensivas. Esto se observa en especial en los muros de excelente sillería, en las aspilleras que por su forma rectangular alargada con un círculo en el centro -modelo apto para armas de fuego ligeras-, deben datarse en los siglos XVI o XVII y en la torre, de igual datación, dada su forma hexagonal con tres caras visibles y base en talud.

En resumen, el aspecto fortificado es producto de una reforma hecha allá por los siglos XVI o XVII por los señores de Salas Altas, y que según algunos pueda deberse a que los Palafox mantenían ciertos conflictos con sus vasallos del señorío. El ciclista, sin embargo, conocedor del carácter apacible de las gentes del lugar, piensa que bien pudo motivar su aspecto el coincidir el desarrollo de la obra en el siglo XVI-siglo muy movido por las tierras aragonesas-, con la guerra en la Ribagorza; o bien con la posterior Guerra de Secesión Catalana en el siglo XVII. En cualquier caso y por la razón que fuere, se consideró conveniente tener fortificada la ermita, dada su posición estratégica y su historia, por lo que pudiera pasar.




Hasta hace pocos años había dos estelas funerarias con cruces patadas inscritas en círculo junto a la puerta, que quizás sean restos visigóticos.


Por último, en la base de la torre vi que había varias inscripciones en la piedra, no muy antiguas por otro lado. En una de ellas parece ser que un tal Serrablo Grasa cayó en 1875 desde el campanario, no logró entender si acabó mal o bien.


Y dejamos para otro día la ermita de El Plano en Salas Bajas.