lunes, 4 de abril de 2011

Ermita de La Candelera

Segunda parte de la Ruta de las Ermitas. Hoy toca la ermita de La Candelera que se levanta sobre una colina de la Sierra de Salinas, a cuyo pie se desparrama el pueblo de Salas Altas. Es una pequeña joya bastante valiosa que pasa muy desapercibida.

Desde Salas Altas se llega fácilmente en bici por un camino asfaltado, eso sí, por una fuerte subida.

La edificación original era románica, y así la podemos encontrar en el catálogo de Románico Aragonés, pero ha sufrido tantas y tan notables alteraciones en el transcurso de la historia, que hoy resulta muy difícilmente reconocible alguna cosa románica. Al parecer, en el siglo XVI se añadió la casa de los ermitaños y en el siglo XIX, se construyó la nueva portada y se sobreelevó la nave del templo. Aquí, al contrario que en Dulcis la casa del ermitaño o santero sigue en pie y habitada, destacándose por su factura más pobre en la fábrica de mampostería frente a los sillares perfectamente tallados de la ermita.

El conjunto esta blanqueado con cal, lo que junto a su localización elevada hace que sea uno de los lugares mas visibles del Somontano, y una de sus estampas típicas.



En un tozal tras la ermita existe un yacimiento medieval con abundantes restos cerámicos que evidencia que en origen el pueblo de Salas Altas desde la Alta Edad Media hasta la Baja Edad Media estuvo allí.


El aspecto fortificado de la ermita delata su origen como castillo. Según he leído, el rey aragonés Pedro I (1094 - 1104) en su empeño por reconquistar Barbastro, mandó construir una fortaleza aquí. Sea como fuere, de aquellos orígenes medievales, hoy sólo se conservan los muros septentrionales de la iglesia, de clara factura románica.


Aunque, como se ha dicho, el conjunto actual ha sufrido muchas modificaciones nunca perdió sus funciones defensivas. Esto se observa en especial en los muros de excelente sillería, en las aspilleras que por su forma rectangular alargada con un círculo en el centro -modelo apto para armas de fuego ligeras-, deben datarse en los siglos XVI o XVII y en la torre, de igual datación, dada su forma hexagonal con tres caras visibles y base en talud.

En resumen, el aspecto fortificado es producto de una reforma hecha allá por los siglos XVI o XVII por los señores de Salas Altas, y que según algunos pueda deberse a que los Palafox mantenían ciertos conflictos con sus vasallos del señorío. El ciclista, sin embargo, conocedor del carácter apacible de las gentes del lugar, piensa que bien pudo motivar su aspecto el coincidir el desarrollo de la obra en el siglo XVI-siglo muy movido por las tierras aragonesas-, con la guerra en la Ribagorza; o bien con la posterior Guerra de Secesión Catalana en el siglo XVII. En cualquier caso y por la razón que fuere, se consideró conveniente tener fortificada la ermita, dada su posición estratégica y su historia, por lo que pudiera pasar.




Hasta hace pocos años había dos estelas funerarias con cruces patadas inscritas en círculo junto a la puerta, que quizás sean restos visigóticos.


Por último, en la base de la torre vi que había varias inscripciones en la piedra, no muy antiguas por otro lado. En una de ellas parece ser que un tal Serrablo Grasa cayó en 1875 desde el campanario, no logró entender si acabó mal o bien.


Y dejamos para otro día la ermita de El Plano en Salas Bajas.

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