martes, 26 de junio de 2012

Quemar la nave



El día que esta sociedad naufrague y se hunda y caiga despeñada por los farallones de la locura, ese día los supervivientes, arrostrados hasta una última y arenosa orilla, entre resuellos y abrazos, oficiarán el que será el último acto del fin del mundo: quemar las naves, desterrar el pasado entero desde Tales y aprender a vivir después de la derrota.

El hombre empezará a vivir consciente, libre y libre para siempre de la libertad de elegir lo injusto. Solo la belleza, solo París, solo la mirada de Claudia Cardinale seguirán entre los hombres. 


"Quemar la nave", poema de Mario Benedetti de 1969.

El día o la noche en que por fin lleguemos
habrá que quemar las naves


pero antes habremos metido en ellas
nuestra arrogancia masoquista
nuestros escrúpulos blandengues
nuestros menosprecios por sutiles que sean
nuestra capacidad de ser menospreciados
nuestra falsa modestia y la dulce homilía
de la autoconmiseración


y no sólo eso
también habrá en las naves a quemar
hipopótamos de wall street
pingüinos de la otan
cocodrilos del vaticano
cisnes de buckingham palace
murciélagos de el pardo
y otros materiales inflamables


el día o la noche en que por fin lleguemos
habrá sin duda que quemar las naves
así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver


es bueno que se sepa desde ahora
que no habrá posibilidad de remar nocturnamente
hasta otra orilla que no sea la nuestra
ya que será abolida para siempre
la libertad de preferir lo injusto
y en ese solo aspecto
seremos más sectarios que dios padre
no obstante como nadie podrá negar
que aquel mundo arduamente derrotado
tuvo alguna vez rasgos dignos de mención
por no decir notables
habrá de todos modos un museo de nostalgias
donde se mostrará a las nuevas generaciones
cómo eran
                    parís
                    el whisky
                    claudia cardinale.


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